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(Fragmento de "¿Iris le teme a?)
Escarlek se tambaleaba por debilidad. Con una seña preguntó a Iris si podía recostarse en su sillón grande. Ella asintió al alejarse tres metros de ése mueble. Él se dejó caer con todo su peso sobre el sofá, que estaba recubierto con una lona.
--Te desagradará escuchar mi problema. ¿Qué pretendes? Ya sabes qué es. ¿Acaso quieres seguir haciéndome la vida pesada, conseguirte una nota interesante para mañana y continuar el chisme?
--No pensé en que se tratara de ése problema. Te vi preocupado, más bien triste, por eso yo…
--¿Lo disfrutaste?
Iris guardó otro silencio, si deseaba ser amable debía poner fin a la discusión. De verdad quería ayudar, se sentía un poco culpable por haber juzgado, de manera fácil a Escarlek.
--Pues bien –suavizó mucho su tono de voz- hablaré de mí primero. Siento haber opinado mal de ti en la escuela. Lo de las fotografías, no sé, tal vez puedas justificarlas. Él único que sabe qué pasó, solo podrías ser tú, así que…
Escarlek se sentía cada vez más ofendido, ansiaba largarse.
--Caray, es que tu amiga –prosiguió Iris-, perdóname la expresión, parecía que dentro de poco te iba a bajar los… -se puso nerviosa y cambió el enunciado -. Ella parece ser de ésas mujeres muy… pretenciosas.
--¡Un momento! ¿Por qué dices eso? –Escarlek se sentó decentemente, encarando con ojos furiosos a Iris…
--¿Cómo que por qué? Se ve que lo expresa muy… muy… pues abiertamente. ¿De qué otra forma sino…?
--¿Ah, sí? ¿Y cómo sabes tanto? –Escarlek se había olvidado completamente de su código de paciencia. Había ofendido gravemente a Iris. Ella fue por la primera cosa que vio (un libro gruecesito), la aventó con ganas a la cara ya gravemente lastimada de Escarlek, quien por cierto, estaba de pie. Se fue el joven para atrás, cayó al sofá de manera fea.
--No te me acerques…-había dicho Iris al verlo caer. Se arrepintió pronto, pues lo había hecho sangrar y por poco perder el conocimiento-. Tú… tú me obligaste. Aún no sé qué tipo de persona eres. Más vale que te quedes quieto o llamaré a la policía –Iris tembló de pies a cabeza, con un celular que tenía la batería agotada. Como Escarlek no se movió ni se quejó, fue en busca de su botiquín. Los niños iban a acercarse, así que les prestó sus libros de cuentos infantiles, pidiéndoles que los vieran en el piso más alto.
